martes, 29 de abril de 2014

LA CANNABIS AVANZA

“La mejor manera de librarse de una tentación es sucumbir a ella.
De lo contrario, el alma enferma de ansiedad.” Oscar Wilde.

El movimiento cannábico ha logrado plantear, en muchas partes del mundo, la discusión sobre la inutilidad de las políticas prohibicionistas agenciadas desde el Estado para encarar el fenómeno de la producción, el tráfico y el consumo de plantas y sustancias derivadas consideradas ilegales. Sin duda, cada día en países con culturas diversas se pronuncian más voces que exigen explorar caminos distintos a la represión.
El acumulado funesto de corrupción, depredación ambiental, despojo de tierras, mentiras oficiales y múltiples expresiones de violencia; constituye el único legado real de quienes –a través de los años- han sostenido desde la tranquilidad de sus escritorios la estrategia fracasada de la guerra contra las drogas. Esa verdad aquí, en Colombia, ha sido permanentemente ignorada por gobernantes, sistemas educativos y, por los auspiciadores de costumbres atrasadas y de toda una variedad de morales inquisidoras.
Sin embargo, quienes amamos la libertad sabemos que la misma jamás es otorgada. Por el contrario, es siempre el resultado de pararse día a día porque el sometimiento al que nos han condenado significa que nuestra propia vida íntima ya tiene dueño. Es decir, desde afuera y arriba, definen como, cuando, donde y que debemos consumir. Y, en momentos en los que en este país se hace necesario discutir de forma pública las salidas a la actual crisis de la sociedad, entonces, en lugar de aprovechar dicha coyuntura para abordar sin tabús las problemáticas, se insiste en la dinámica de diálogos cerrados entre intereses particulares que no son los de la gente que pone la mayoría de los perseguidos y los muertos.
En ese sentido, tanto las conversaciones adelantadas en la ciudad de La Habana, Cuba, como las medidas adoptadas por la presidencia de la república, las alcaldías municipales y las directivas universitarias sobre la temática de las drogas y los cultivos ilícitos, incurren en el mismo error metodológico: desprecian el clamor de los pequeños campesinos productores y excluyen groseramente las propuestas de los consumidores. Para estos últimos sólo queda la opción institucional de ser categorizados como delincuentes o enfermos. O sea, –en el caso de Bogotá- la UPJ o el CAMAD. Mientras crecen las amenazas y los estigmas hacia quienes tan sólo fuman porro sin meterse con nadie, en medio del silencio de funcionarios distritales y ONG´s especializadas en vivir de diagnosticar lo diagnosticado.
Este año, la realización del II CARNAVAL CANNÁBICO COLOMBIANO se da en medio de esos apremios. Pero, no hay miedo. El próximo mes nos vamos a manifestar a nivel nacional y, en la capital, los días 17 y 18 de mayo, en el Parque Nacional, llevando el aroma de la marihuana como un heraldo libertario que no teme a los riesgos porque aprendió a odiar la hipocresía, al igual que a disfrutar la conspiración que desemboca en la fiesta inacabable de las rebeliones legítimas.
-Denunciamos la exclusión de la voz de los consumidores en los diálogos de La Habana y en las mesas de trabajo distritales.
-No más UPJ para los Kolinos.
-Rechazamos las amenazas contra los Kolinos de la Universidad Nacional y de los barrios.
-Exigimos la adecuación de espacios para el uso libre y autorregulado de cannabis en las universidades públicas y privadas de Bogotá.
-Apoyamos la extensión del autocultivo, el intercambio, y los circuitos de producción, distribución y consumo como alternativa al narcotráfico derivado de la prohibición.
EL CONSUMO NI SE PREVIENE, NI SE PROHIBE: SE DECIDE.
Colectivo Sí a la Dosis Personal Universidad Distrital