Las plantas no son como las pintan ha sido nuestra manera de decir que la
realidad no es como la hemos visto; que la vida no es como nos han enseñado
y que el mundo no es como queremos. Las plantas prohibidas son y han sido
factores de identidad cultural para sociedades, comunidades y culturas ancestrales,
son y han sido el alimento físico y espiritual para la humanidad, son y
han sido fuente de conocimiento y sabiduría para la vida, son y han sido un
factor de resistencia cultural frente a los colonizadores de todas las épocas
que proscribieron sus usos ancestrales y mágicos, mientras impusieron un
consumo del producto natural procesado y envuelto en asepsia farmacéutica
y colorida publicidad mediática.
realidad no es como la hemos visto; que la vida no es como nos han enseñado
y que el mundo no es como queremos. Las plantas prohibidas son y han sido
factores de identidad cultural para sociedades, comunidades y culturas ancestrales,
son y han sido el alimento físico y espiritual para la humanidad, son y
han sido fuente de conocimiento y sabiduría para la vida, son y han sido un
factor de resistencia cultural frente a los colonizadores de todas las épocas
que proscribieron sus usos ancestrales y mágicos, mientras impusieron un
consumo del producto natural procesado y envuelto en asepsia farmacéutica
y colorida publicidad mediática.
Compartir profundamente esta sensación y el coraje para luchar por las
plantas que consideramos sanas, sabias y benéficas se convirtió en trinchera
editorial, para tejer complicidades y en propuesta de organización y movilización
contra cualquier atentado de los poderes que estigmatizan, reprimen
e instrumentalizan en nombre de una prohibición política y el conflicto armado,
las libertades de expresión, manifestación de la conciencia o creación del
espíritu asociadas con el uso de estas plantas.
Experiencias de trabajo colectivo, comunitarios y académicos se encontraron
en un camino iniciado posiblemente el solsticio de verano de 2006 con
la publicación de la revista Trinchera ganja, y labrado con conversatorios
públicos, proyecciones audiovisuales y participaciones en eventos culturales
durante el resto del año. Valiosos afluentes ampliaron el cauce del camino
fortaleciendo una convicción, de mano con la solidaridad de muchas iniciativas,
proyectos y organizaciones sociales que se recogieron en la convocatoria
a un diálogo de saberes y experiencias relacionadas con los usos culturales de
plantas como coca y cannabis, y las políticas que prohíben y regulan su uso
personal y colectivo.
Hasta ahora y a manera de presentación, se bosquejan varias líneas de trabajo,
de las cuales se alcanza a percibir que las plantas prohibidas y sus derivados,
inciden y se relacionan con practicas, representaciones y pensamientos
de vida, tanto cotidianos y comunes, como formales y desconocidos. Y que enla academia, en el barrio, el parche, las tarimas de concierto y los diferentes
lugares y no lugares, construimos y reconstruimos el sentido y significado que
pueden adquirir y de hecho tienen las plantas prohibidas y sus derivados.
El foro las plantas no son como las pintan, plasma un desafío colectivo, mas
no común; el cual invita a la reflexión, acusa la necesidad de acciones de
diversa índole, y pretende responder ante la prohibición de algunas plantas
prohibidas y sus derivados. Prohibición fundamentada en el tabú, el estigma,
la guerra fallida contra las drogas, y la ética fármacopuritana arraigada en
todos nosotros. Prohibición inobjetable y déspota, que en últimas genera más
daños que las soluciones que supone ofrecer.
El foro las plantas no son como las pintan, sus memorias, presentan los
recuerdos y olvidos de un evento en sí. Los cuales pretenden alojar propuestas
políticas, culturales y lúdicas, que se sugiere adoptar a la hora de relacionarse,
representar y comprender las plantas prohibidas, sus derivados, y los múltiples
contextos en los cuales adquieren protagonismo…para así colaborar con una
nueva visión donde las plantas no sean como las pintan.
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